sábado, 21 de febrero de 2015

LA CUEVA DEL LECTOR

Muchas veces se habla de la cueva del escritor, ese lugar ideal donde el autor escribe, pero muy pocas veces de la cueva del lector, ese lugar donde los leyentes devoran sus libros preferidos.
Hay personas que necesitan sentarse siempre el mismo sillón confortable para leer o que necesitan hacerlo siempre a la misma hora del día, por ejemplo por la noche antes de ir a la cama. En cambio, otros muchos son capaces de leer en cualquier parte y sin horarios fijos, incluso viajando en un autobús de pie o andando distraídamente por la calle.
Pero la verdadera cueva del lector no es un lugar físico y tangible, sino algo más etéreo y sutil como son las palabras. El verdadero refugio del lector es el lenguaje escrito, que nos aísla de las aristas cortantes de la vida y nos guarece entre sus muros fabricados con signos.
Para muchos lectores, la literatura es solo eso: un paréntesis del tiempo, una cueva que nos aísla, un lugar apartado y ajeno al mundo, donde una y otra vez se desea regresar.