LITERATURA “ ADOLESCENTE”
La
literatura juvenil es por naturaleza “adolescente”. Y no me refiero sólo a que
vaya dirigida a esa franja de edad o a que sus autores sean cada vez más
jóvenes. Digo que la LIJ es sobre todo adolescente, porque en su mayoría se
trata de una literatura en camino, de formación o en proceso, que todavía no ha
conseguido llegar a su fin o plenitud artística. Según lo veo yo, se trata de
una literatura incompleta, que adolece de determinados ingredientes o elementos, como intentaré demostrar.
Es
verdad que la LIJ española goza en la actualidad de buena salud. Jamás
se han editado tantos libros juveniles como ahora. Jamás ha tenido tanto
prestigio la etiqueta de "juvenil". Jamás ha poseído tantos lectores,
que se sienten identificados con el género. Sin embargo, no podemos caer en el triunfalismo
autocomplaciente. La LIJ española
también presenta muchas carencias o deficiencias.
¿Cuáles?...
La
LIJ española , por ejemplo, no hay sido capaz de crear un clásico universal. A
pesar de las numerosas novelas publicadas durante décadas, en nuestro catálogo
de títulos nunca encontraremos obras como
Harry Potter, La historia interminable, Pipi Calzaslargas, Peter Pan,
o Matilda.
Nuestras mayores aportaciones a la literatura universal han sido Marcelino Pan y Vino o Manolito Gafotas
, con lo que creo que está todo dicho. La literatura juvenil española – es
verdad- goza de calidad suficiente para
competir internacionalmente. Está preparada para jugar la “Champions League”, pero está
muy lejos de ganarla.
La LIJ actual también se
caracteriza por ser leve y superficial, es decir, "ligera". Busca
sobre todo el puro entretenimiento y rehuye tratar los grandes problemas que
anidan de forma inevitable en el corazón
humano, especialmente durante la
adolescencia. En general, persigue entretener y nada más.
Se trata de una literatura evasiva y no conflictiva (a l estilo, por
ejemplo, de “El guardián entre el centeno” de Salinger). En el fondo, creo que
lo que se pretende con ella es fomentar el consumo (la literatura
"best-seller") y no educar los gustos literarios, ni plantear ninguna
cuestión trascendente.
Asimismo, parece que a la LIJ española actual le falta
originalidad. Si uno observa en un gran
almacén los títulos expuestos en las estanterías, se dará cuenta rápidamente
que las portadas son muy parecidas, incluso que el contenido de las novelas es
intercambiable. En general, se siguen
modas internacionales, de antemano conocidas. Se escribe pensando en lo que se
lleva en cada momento, imitando las obras de éxito. También los lectores
parecen demandar lo mismo. No hay inquietud. No se quiere ir más allá. Nadie
desea adentrarse en una literatura distinta. El público parece querer leer
siempre el mismo libro o, por lo menos, del mismo género. (Esto puede explicar
el fenómeno de las sagas en la novela juvenil, mucho más extraño en la
literatura de adultos).
En definitiva, yo creo que la
literatura juvenil es un medio o un puente para llegar a otra literatura más
elevada, que no es el final del camino para un lector. Está muy bien que los
chicos y chicas de instituto, por ejemplo, lean novelas juveniles. Sin embargo,
es una pena que con treinta años o más
sigan leyendo sólo libros de este tipo.
Pero todo esto que os cuento, ¿a quién le importa?